Lloro por ti

Lloro por ti

¿Cuántos sueños te quedaban por cumplir? ¿Cuántos lugares por visitar?

Dejas atrás a tus vástagos, que deberán descubrir solos como desenvolverse en la vida.

Eras bastante primaria, vivías siguiendo tus instintos.

A pesar de todo cumplías tu función en esta sociedad, como todos nosotros.

 

Lloro por ti,

pequeña mosca ahogada en el charco.

 

Imagen extraída de: http://www.1zoom.me/es/wallpaper/344999/z2738.6/%26original=1

El espejo maldito (I)

El espejo maldito (I)

Después de pasar por innumerables dificultades, penurias y sacrificios me hallaba finalmente frente a él, el tristemente célebre «espejo maldito». Debo reconocer que no era como me lo imaginaba. Según las historias que habían llegado a mis oídos tenía calaveras, estaba grabado con sangre,… y una larga retahíla de tópicos del imaginario gótico-fantástico. Nada más lejos de la realidad.

Era un espejo sobrio, con la parte inferior acabada en esquinas y la superior en semicírculo (como la forma de algunas ventanas y puertas típicas de las casas de campo). Era grande, eso sí, de cuerpo entero. Y antiguo, muy antiguo. El viejo color dorado del marco estaba profundamente desgastado pero todavía guardaba el recuerdo de su antiguo esplendor, de esa manera que enamora a coleccionistas y restauradores.

Después del consabido pago ritual, la dueña me había guiado (con los ojos vendados) hasta donde estaba ubicado, en una pequeña sala remota de su enorme mansión, a la que solo sabía acceder ella misma. Descansaba sobre una base de madera que parecía más antigua que el propio espejo.

Antes de quitarme la venda me había vuelto a repetir las consabidas advertencias con el tono lúgubre que la caracterizaba: «Muchos de los que lo han visto se han vuelto locos, la mayoría no han vuelto a ser los mismos, otros tantos se han quitado la vida, y solo unos pocos, muy pocos, han conseguido sobreponerse a la experiencia y volver a sus vidas con el <<regalo>> del espejo con ellos.» Y me había preguntado por última vez: «¿Estás segura que quieres hacerlo? Todavía puedes echarte atrás.»

Después de una larga inspiración para coger fuerzas le había contestado: «Sí, estoy segura.» Y ahora me encontraba frente a la inquisitiva mirada del cristal pulido, con una extraña mezcla de calma, determinación, esperanza… y terror.

Continuará…

 

Imagen extraída de: http://www.anticuarium.es/arte-y-decoracion/espejos-antiguos/espejo-antiguo-frances-policromado-dorado-y-decape

Una mañana

Una mañana

(prosa poética inspirada por la canción Nuvole Bianche, del disco «Una mattina» de Ludovico Einaudi y basada en hechos reales, pero que aún no han sucedido)

Una mañana me desperté sobresaltado. Sin previo aviso, la Pena, mi compañera durante largo tiempo se había ido.

Me dejó una nota: «Me voy porque mi trabajo contigo ha acabado. Tu corazón está curado. Ya puedes volver a amar. Volveremos a vernos, pero yo no seré la misma, ni tú tampoco. Recuerda mis lágrimas, que son las tuyas, con una sonrisa y piensa siempre que me valieron. Con cariño, tu pena.»

Me quedé atorado añorando la nostalgia ausente. No duró mucho. La alegría llamaba a la puerta.

 

Imagen extraída de: http://www.panoramio.com/photo/1364371