Comparto con vosotros mi colaboración de esta semana en el blog «El poder de las letras».
Esta escena nace de un recuerdo en la piscina de la finca de mis abuelos, ubicada en Bunyola, un precioso pueblecito situado entre Palma de Mallorca y Sóller, en medio de las montañas de la Serra d’Alfàbia.
Estirado en la piscina, sobre una colchoneta:
Lo suficientemente blanda, para ser cómoda.
Lo suficientemente rígida, para que no se hunda.
Lo suficientemente ancha, para ser estable.
Lo suficientemente estrecha, para rozar el agua con las manos.
Hace un día soleado con nubes blancas:
Lo suficientemente soleado, para sentir las caricias de sus rayos.
Lo suficientemente nublado, para no abrasar la imaginación.
Sopla una brisa amable:
Lo suficientemente intensa, para refrescar y mecer.
Lo suficientemente suave, para no erizar la piel.
Se siente el aroma de las flores:
Lo suficientemente penetrante, para avivar los recuerdos.
Lo suficientemente sutil, para no despertar los anhelos.
Se oye música de jazz:
Lo suficientemente fuerte, para bailar los dedos de los pies.
Lo suficientemente leve, para no romper el duermevela.
Imagen extraída de: http://www.ehowenespanol.com/inflar-colchoneta-flotante-piscina-como_392845/