Anoche callé como nunca antes. En el silencio escuché una voz inaudita, tímida. La mía. No la que oyen mis oídos, ni la que pronuncian mis labios. Escuché la voz de mis latidos, de mis anhelos, ensordecedores y mudos al mismo tiempo.
Y al sentirse escuchada, esa voz, la mía, fluyó como torrente en calma, como estampida serena, arrastrando los sueños naufragados hacia el mar de los perdones.
¡Pobres desdichados, insensatos, necios, sandios, aquellos que la oprimen, envenenados de palabras vacuas e inertes, que la entierran bajo importantes asuntos, que la engañan con esperanzas vanas!
Muerte en vida, justa condenación es para quién la maltrata, para quién desoye y mata la voz… de su alma.
Imagen extraída de: http://www.rinconpsicologia.com/2016/04/7-formas-en-las-que-el-silencio-puede.html
Interesante reflexión y sólido poema…. dar «alas» a la voz interior. Me quedo entre tus líneas. Gracias.
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Gracias 🙂
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Hermoso tu poema
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Definitivamente en el silencio puedes escucharte, deshojarte, desnudar la conciencia y convertirla en palabras…
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Gran ritmo, y muy musical el final, enhorabuena.
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Fascinante poema.
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Es importante que alguien se sienta identificado con algo que escribes que te sale de dentro. Gracias por expresarlo. Nos leemos. Un abrazo.
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Me siento muy identificado con este poema, nunca deberíamos callar nuestra voz interior. Nos leemos. Un abrazo.
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